“Cada color puede producir muchos efectos distintos, a menudo contradictorios. Un mismo color actúa en cada ocasión de manera diferente. El mismo rojo puede resultar erótico o brutal, inoportuno o noble. Un mismo verde puede parecer venenoso o saludable o tranquilizante. Un amarillo, radiante o hiriente. Ningún color aparece aislado, cada color está rodeado de otros colores, un acorde de colores.
Ningún color carece de significado. El efecto de cada dolor está determinado por su contexto, es decir, por la conexión de significados en la cual percibimos el color. El color de una vestimenta se valora de manera diferente al de una habitación, un alimento o un objeto artístico.
El contexto es el criterio para determinar si un color agradable y correcto o carente de gusto y falso. El color es más que un fenómeno óptico y que un medio técnico, Los teóricos de los colores distinguen entre colores primarios —rojo, amarillo y azul—, colores secundarios —verde, anaranjado y violeta— y mezclas subordinadas, como rosa, gris o marrón. También discuten sobre si el blanco y el negro son verdaderos colores, y generalmente ignoran el dorado y el plateado —aunque, en un sentido psicológico, cada uno de estos trece colores es un color independiente que no puede sustituirse por ningún otro, y todos presentan la misma importancia.”
(Todo aquello que necesitamos saber sobre los colores, página 17. Psicología Del Color, Eva Heller)